Poema y Narrativa
Poemario de Arak
Ni en Rusia, Ni en Atlanta. (<Audio online)
TALLERES DE-MENTES CONCIENTES
Solivianidad
Fue la sensualidad noctámbula del sol guardián del frío,
somos ese disfraz aleatorio que se arrastra serpentino por las ruinas del corazón amorfo y onírico,
liviandades libertuosas,
girando sin frenos entre equinoccios a los eternos escalofríos como estrellas de piedra lúmina que se fuman entre aquelarres…
amaneceres escasos.
Figuras aparentes en medio de la penumbra de danzantes guaduales alamosos,
solastálgicos,
ha cantado la flor del bejuco al sol ciego que se esfumen las babilonias rosas entre espirales ventiscas de fuego;
el color del silencio, vibraciones,
mientras el tabaco pestañea el humo de tu voz antes que el río llore en el olvido…
un retoño sin regreso.
El sol erecto respira en el corazón ensueños al despertar viajero de la noche,
curva peligrosa,
la cigarra susurra a gritos el vaivén de los guaduales
diamantes líquidos,
nube y Luna,
nos difuminamos al fondo del cielo entre ágoras bohemias.
De paso por la nada
Hoy ni hago parte de este poema tal vez,
estoy fuera de las letras en el éter inexistente de las huellas sobre el terrario gigante;
acá floto inerte en el olvido de un recuerdo inventado y sí,
te extraño y no es el apego a lo vivo
o a lo eterno de tus parpadeos,
es la fuerza gravitatoria de tu pensamiento,
de tus emociones,
de tus pulsos vitales,
lo que me empuja a cerrar y abrirme
como la Mimosa Púdica,
espinando el paso peregrino.
Ahora soy chaparrón paramuno
en la sed de la travesía,
frío en la oscura soledad nocturna,
sentir y ser del lecho del cielo,
del abisal material e inmaterial
de tu corazón.
ODA EN EL MAR
Me embriago.
Me embriago de momento y converso con la compañía de la situación. Peco de recuerdos sublimes, espacios que aún desbordan mi corazón. Quiero caer rendido de nuevo al pie y al final de mi recorrido por ella, besarle los pies y la cabeza, saber que es real la emoción de su piel; Confirmarme como su fiel acompañante, su bastón y hombro, su sombra y su calor, el vapor y sudor de jadeos exorbitantes, como lumbre móvil para su blanquecino lienzo.
Me embriago de momento y olvido mi pasado, aún extraño que sea el momento de gozar contigo y en ti.
(Al páramo, donde también empieza el mar)
Ayer como hoy
Bitácoras del Pacífico
La espera del Gior
De carente expectativa entre damas extranjeras los señores no quieren ni se imaginan la ansiedad de la situación.
Mueven las sillas con arduo permiso concedido a lo propio por el afán de unos metros desmedidos.
Calientan motores para la búsqueda del horizonte, de norte o de sur el centro siempre es carente.
Poco a poco los aureos rubios y las albinas pieles de extraños lejanos anhelan estar cerca de las riquezas de los mares y las tierras colombianas.
El contraste de acentos y velocidades en el lenguaje, solo es comparado con mi atención, por la naturaleza hermana, símbolo de la cultura y la evolución de las especies aisladas.
Las venas sin tacos.
Se cubren de reciclaje los motivos, el sentido escapa mar adentro en busca del polvo sin mojar.
Pronto los aguacates estorban a la vista y se suman a la basura de bandas caciqueras que no se tocan entre ellas.
Se me queman las venas llenas de vidrios y camarones como el cielo; lo bello y lo horrendo bajo el mismo ecosistema huyen de la armonía y el sentido de pertenencia de los "dueños".
El mar es más verdeazulgrizaceo cuando cae la luz entre montañas de misterios hasta para la vista de locales secuases de la mugre y la indiferencia.
Actual-Mente.
En el momento se comparten datos a un sin número de casillas y respuestas. Pocas veces se siente vano y diferente a éste momento, la lucha interpretativa del lenguaje dentro de un aura político y casi formal que obviamente pertenece al momento; cada labor se ocupa y se habla de necesidad, de lo que hay o decir lo que falta, entre fechas y horas, hasta me compromete el tiempo y el espacio, que con todo gusto gestiono por amor.
Al son del sabor.
Trepando valles hallando los frutos del alimento idiosincrático de los pacíficos. Carritos full sabor se distinguen de populares corceles empetrolizados.
Cocinar es un don y los alimentos lo agradecen; huele a flores y a pizza en el mar, la sal pegajosa retumba en paredes y todo lo impregna.
Lo simple de las gentes está en los platos y en el cuidado del monte: totumos, cangrejos, atunes, almendras, palmas, charcos, guayabos, iracas, crotos, carboneros, millonarias, quebradas, magnolias, samanes, yarumos, limones, anturios, heliconias entre otras hermosas princesas cubren las calles y callejas de un diamante en bruto supuestamente pavimentado dos veces en su existir; ochenta años, un tsunami, casas altas y nadie roba: el tiempo es quien arrebata lo abandonado por principios e historias que siempre terminan.